thaumatrope
Thursday, February 01, 2007
Container (2006) dir. Lukas Moodysson -
Dentro del conteiner hay un relato que no es exactamente claustrofóbico, aunque de la clara sensación de encierro.
Este es un relato que no puede callar, no porque no quiera, sencillamente porque forma parte de un espíritu verborrágico que lo supera, que lo sostiene y lo impulsa. En todo caso, esa voz siempre en off intenta una y otra vez sobre las imágenes, callar pero algo le urge a seguir, ya que hay demasiadas cosas para decir, y nunca tenemos la certeza de estar diciendo aquello que tenemos planeado decir.
Container huele a S. Beckett en sus relatos: Molloy, Moran y el Innombrable, entre muchos otros, que fácilmente podemos asimilar con los trozos blaconegruzcos de Container. Las razones son varias: Más allá de la similitud a un relato sin puntos, ni comas, y a esa serie de delirios aparentemente inconexos y quizá dolorosamente simpáticos, en Container hay molestia, hay algo que desde la primera luz en la escena, desde el primer suspiro para hablar: sentimos que no esta bien. Las cosas simplemente no son como esperamos, (nuestro cuerpo, nuestro sexo, nuestra vida, los otros). Todo se encuentra desdoblado y eso contribuye poco a poco a crear múltiples personalidades, o mejor dicho, a crear espejos que parecen reflejar fidedignamente no sólo vidas, sino personajes.
Y en nuestro panorama cotidiano, no estamos acostumbrados a la incomodidad. Todo, se nos brinda de una manera prolija, descontracturada, clara… para que nuestra vista no se incomode en las sombras, y que la imagen sea siempre un paisaje agradable.
En cambio…en Container, todo es molestia, desde su profunda y desordenada significancia discursiva, hasta sus imágenes superpuestas, y de espíritu pornográfico. Nuestro ojos-conciencia intentan reuir en la esperanza de que estas imágenes son simplemente un preludio, que cuando la voz dijo por primera vez: _ “chau, me voy, basta” creímos inocentemente que iba a terminar el suplicio, que una imagen límpida y agradable iba a comenzar a mostrarse, pero NO; recordemos que ésta voz no calla.
Homosexualidad, barbarie capitalista, demasiada información, personalidades - modelos; basura, travestismo, delirios de grandeza, limpieza, hambre. Son las cosas dentro del Container, sus enunciados, su declaración.
Nadie podrá decir que disfruto viéndola, si tendrán que decir que incomodó, y a veces lo que incomoda… mueve.
Dentro del conteiner hay un relato que no es exactamente claustrofóbico, aunque de la clara sensación de encierro.
Este es un relato que no puede callar, no porque no quiera, sencillamente porque forma parte de un espíritu verborrágico que lo supera, que lo sostiene y lo impulsa. En todo caso, esa voz siempre en off intenta una y otra vez sobre las imágenes, callar pero algo le urge a seguir, ya que hay demasiadas cosas para decir, y nunca tenemos la certeza de estar diciendo aquello que tenemos planeado decir.
Container huele a S. Beckett en sus relatos: Molloy, Moran y el Innombrable, entre muchos otros, que fácilmente podemos asimilar con los trozos blaconegruzcos de Container. Las razones son varias: Más allá de la similitud a un relato sin puntos, ni comas, y a esa serie de delirios aparentemente inconexos y quizá dolorosamente simpáticos, en Container hay molestia, hay algo que desde la primera luz en la escena, desde el primer suspiro para hablar: sentimos que no esta bien. Las cosas simplemente no son como esperamos, (nuestro cuerpo, nuestro sexo, nuestra vida, los otros). Todo se encuentra desdoblado y eso contribuye poco a poco a crear múltiples personalidades, o mejor dicho, a crear espejos que parecen reflejar fidedignamente no sólo vidas, sino personajes.
Y en nuestro panorama cotidiano, no estamos acostumbrados a la incomodidad. Todo, se nos brinda de una manera prolija, descontracturada, clara… para que nuestra vista no se incomode en las sombras, y que la imagen sea siempre un paisaje agradable.
En cambio…en Container, todo es molestia, desde su profunda y desordenada significancia discursiva, hasta sus imágenes superpuestas, y de espíritu pornográfico. Nuestro ojos-conciencia intentan reuir en la esperanza de que estas imágenes son simplemente un preludio, que cuando la voz dijo por primera vez: _ “chau, me voy, basta” creímos inocentemente que iba a terminar el suplicio, que una imagen límpida y agradable iba a comenzar a mostrarse, pero NO; recordemos que ésta voz no calla.
Homosexualidad, barbarie capitalista, demasiada información, personalidades - modelos; basura, travestismo, delirios de grandeza, limpieza, hambre. Son las cosas dentro del Container, sus enunciados, su declaración.
Nadie podrá decir que disfruto viéndola, si tendrán que decir que incomodó, y a veces lo que incomoda… mueve.
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